viernes, 17 de abril de 2009
Microcréditos en Cisjordania
Fuente: Lourdes Baeza, La Gaceta de los Negocios - Madrid, España
Cáritas Jerusalén incentiva pequeñas iniciativas y apuesta por las mujeres.
Alí Ghaith muestra orgulloso como ha prosperado el negocio de confección de cortinas que él y su mujer regentan en Betania, un pueblo de la periferia de Jerusalén. Alí se encarga de las ventas y su mujer diseña y confecciona las cortinas. Aún siguen pagando el microcrédito que solicitaron el año pasado a Cáritas Jerusalén (CJ). Les quedan unos meses para liquidarlo, pero las ventas van bien e incluso piensan ampliar el negocio.
Periódicamente reciben al técnico de la organización encargado de supervisar la marcha del proyecto. “Este año estamos tratando de potenciar aquellos proyectos que implican a mujeres porque son un 55% de la población palestina y, por tanto, una parte muy importante a tener en cuenta si lo que queremos es sacar de la pobreza al conjunto de la comunidad”, explica Claudette Habesch, secretaria general de Cáritas Jerusalén.
Los Ghaith y otros 75 emprendedores lograron el año pasado que la organización financiara sus proyectos. “Recibimos cientos de solicitudes pero quien decide si es viable es nuestro gabinete técnico, integrado por economistas y gente con formación empresarial”, asegura Issa Ghrayeb, administrador del departamento crediticio de Cáritas Jerusalén.
Red de voluntarios
Una red de voluntarios se encarga de dar a conocer las posibilidades de desarrollo que ofrece la institución y de ayudar a tramitar las solicitudes. “También tenemos dificultades para introducir en los territorios productos desde Israel. Por eso, consideramos especialmente viables las iniciativas familiares para desarrollar pequeños negocios autosuficientes”, dice Ghrayeb.
Como la pequeña empresa para manufacturar papel higiénico de Custandi Misherky en Taybe, un pueblo cercano a Ramala. Le concedieron un microcrédito para comprar maquinaria y ahora emplea a varias familias.
Estos microcréditos abarcan cuatro áreas: desarrollo de pequeños negocios, vivienda, educación y emergencias. La financiación para vivienda cubre tanto la remodelación como la ayuda en las últimas fases de compra o construcción; en el apartado educativo, apoyan a quienes quieren invertir en su propia formación y los microcréditos para situaciones de emergencia contemplan supuestos como el incendio del hogar.
No aceptan propuestas para proyectos agrícolas, “porque hay otras organizaciones, con expertos en ese campo” y no quieren duplicar trabajo. Financian hasta 50.000 dólares (unos 38.000 euros) con un plazo mínimo de amortización de 24 meses, máximo de 36 y dos de gracia al principio para facilitar el arranque. “No queremos promover una cultura de dependencia, sino de responsabilidad. Hay unas condiciones, unos plazos y una pequeña cantidad anual, del 6%, a pagar para cubrir los gastos del departamento”, dice Habesch.
Problemas en Gaza
Actualmente, sólo en Cisjordania, hay unos 550 microcréditos activos. “En Gaza, tuvimos un programa piloto —sigue Habesch— pero no funcionó. Las condiciones de vida en la franja nos obligan a volcarnos en la asistencia social y sanitaria”.
Cáritas Jerusalén surgió como respuesta inmediata ante una emergencia —la Guerra de los Seis Días y la nueva oleada de refugiados que provocó— y, aunque es más conocida por sus programas asistenciales para con los más necesitados, allí donde hay más pobreza que miseria, como en Cisjordania, apuesta por promover proyectos individuales que contribuyan al desarrollo económico de la comunidad.
“Aunque somos una organización católica, nos dirigimos a toda la población palestina, sin discriminación religiosa. Es nuestra manera de construir puentes para lograr una sociedad en la que todos convivan en paz”, asegura la secretaria general.