Salah Jamal
Médico y escritor palestino
Igual que de la inmensa mayoría de los palestinos, el escepticismo forma parte de mi esencia e, indefectiblemente, se agudiza al oír discursos cargados de promesas para solucionar la cuestión palestina que dura ya casi un siglo.
Oyendo el discurso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, he tenido la misma sensación que me despertaban los discursos de los otros mandatarios norteamericanos y occidentales. Pero con una diferencia, a mi juicio, trascendental: la capacidad de Obama de transmitir a los oyentes su honestidad y su buena voluntad. Esto no es suficiente, sin embargo, para desalojar al Ejército israelí de Palestina.
El lenguaje moderado de Obama y sus sonrisas no concuerdan con el contenido del discurso escrito por asesores que han intentado equilibrar lo que sobre el terreno es escandalosamente desequilibrado.
¿Cómo se puede entender pedir a los palestinos (el pueblo ocupado) que abandonen la «violencia» y pasar por alto las barbaridades que sobre el terreno cometen a diario las fuerzas de ocupación israelís?